La Hora Faniática

En 1976 la salsa gozaba de una salud extraordinaria en Nueva York, aunque por supuesto existían muchos problemas (intrigas, celos, drogas y demás) en el ambiente artístico. En ese año, determinante también para la televisión, el cine y la historia del rock, el soul y la música disco, surgieron los primeros éxitos de lo que se denominaría posteriormente salsa cristiana. Los líderes fueron Richie Ray y Bobby Cruz y esos éxitos estuvieron casi todos presentes en el álbum Reconstrucción, disco de oro en su tiempo y tema hoy de La Hora Faniática.

En 1969, The Who hizo una obra llamada Tommy, que narraba la historia de un niño que ciego y sordomudo que acaba convertido en un profeta. Tres años después la London Symphony Orchestra hizo una versión para orquesta de cámara y Larry Harlow hizo Hommy, obra única en su género porque es la única ópera latina hecha hasta hoy. El propio Larry Harlow nos cuenta su historia en La Hora Faniática.

Estamos en 1968. Eeeeel Año. El año de la primavera de Praga, de Saigón y del Vietcong, de la masacre de My Lai y la matanza de Tlatelolco, de Martin Luther King y Robert Kennedy, de Massiel, de Mayo del 68, del black power en los Olímpicos de México, de Nixon, de los Beatles y el álbum blanco. Es el año del pata pata y el gran robo de Tokio (todavía no han encontrado a los culpables, por cierto). Es el año del Estudiantes de Zubeldía y el cabezazo de Verón. De 2001, de Led Zepellin, del Graduado, de Bonanza y Hawaii 5-0. El año de Joe Bataan, de Joey Pastrana, de Pete Rodríguez y el boogaloo. Y en América Latina es el año de Tan Bella y Tan Presumida, de El Limoncito y del Seis Chorreao, el primer éxito en Suramérica de una pareja que hará historia y de la que hablaremos hoy en La Hora Faniática: Richie Ray y Bobby Cruz.

“"La música es nuestra cura, Impacto Crea se lo asegura". Ese fue el lema de una orquesta que es todo un hito en la historia de la salsa y, por supuesto, en la de la Fania. En el comienzo todo era caos, después llegaron los dinosaurios. La historia es como muchas historias... tal vez sea la misma... (Efecto: por eso, la música no es más que un pretexto – Maestra Vida). Y esa historia es la que vamos a narrar hoy en La Hora Faniática. 

En 1978, el año en que Rubén Blades hizo el inigualable Siembra junto a Willie Colón; el año en que Camilo Azuquita hizo Salsa Encendida con la Típica 73; el año en que Adalberto Santiago cantó para Tito Puente en Homenaje a Benny, Louie Ramírez los llamó a los tres para grabar el álbum. Ese álbum se tituló de la manera más simple, Louie Ramírez y sus Amigos. ¿Porqué? El propio Ramírez dijo en una entrevista que “como yo no tenía una banda, tenía acceso a cualquier artista; de ahí salió el concepto de Louie Ramírez y sus Amigos”… Es la historia de hoy, narrada por sus protagonistas, en La Hora Faniática.

A mediados de 1982 se celebró el octavo Festival de Salsa de Nueva York, un evento que había cogido fuerza y en el que Jerry Masucci era voz y voto en muchas decisiones. Una de esas decisiones fue inaugurar el festival con una película que el mismo había escrito; bueno, al menos el argumento. La premiere fue en el antiguo National Theater de Broadway en una gala a la que asistió la plana mayor de la industria musical, muchas estrellas del boxeo como si fueran a una última pelea y casi nadie del cine. ¿Cuál es la historia detrás de aquel evento? Hoy se la contamos en La Hora Faniática.

Cuenta la leyenda que allá por los años 50, mediados para ser más precisos, había buen ambiente de música en San Juan, pero no existían muchas orquestas. La mayoría de músicos trabajaban en Nueva York y los que quedaban tenían contratos en los hoteles y poco más. Había pleneros, bomberos y tríos, pero no había un grupo que complaciera a la audiencia de manera capital... Hasta que apareció Cortijo y su Combo. Su historia, como todas las historias de los ídolos, está llena de sinsabores y triunfos y en esta Hora Faniática vamos a hablar de cómo Rafael Cortijo y su compadre Ismael Rivera volvieron del infierno de las drogas y la cárcel para ser de nuevo los número uno. Esta es la historia de Con Todos los Hierros: menos el fregadero (Everything but the Kitchen Sink).

En 1966, el año de Un Hombre y Una Mujer, la compañía Tico Records, propiedad del controvertido empresario Morris Levy, tenía en su plantilla una buena cantidad de estrellas latinas. Sin embargo, había una que brillaba con especial luminosidad porque sonaba con la misma fuerza que una gran orquesta a pesar de ser un grupo reducido de músicos. Quizás por eso o a lo mejor por la facilidad de este grupo para tocar en cualquier lugar de Nueva York, frente a cualquier público, el Sexteto de Joe Cuba escribió su nombre en la historia de la música latina. Este es el relato de una de sus grabaciones más populares, Bang! Bang! Push, Push, Push. Bienvenidos a La Hora Faniática.

La Voz es uno de los discos emblemáticos de la salsa. Fue grabado por Héctor Lavoe y su orquesta en 1974 y lanzado al mercado por Fania Records al año siguiente. Su historia es como todas las historias de los discos, pero con un condimento especial: Lavoe. Un dios de la música caribeña, tratado como tal en el escenario, mientras descendía a los infiernos detrás del telón. De manera que nada de lo que narremos en esta Hora Faniática es normal. Así haya enorme alegría en medio de una música tremendamente alegre, hay mucho sufrimiento detrás. Pero eso lo notarán ustedes, mientras nosotros hablamos de música y escuchamos los cortes inéditos de la grabación original. Bienvenidos a La Hora Faniática y a La Voz.

Hay pocas cosas unánimes en la música popular. El mejor cantante, la mejor canción, la mejor orquesta. Es imposible ponerse de acuerdo y sin embargo, parece que la salsa tiene esa cualidad porque hay un sonero al que se considera como el mejor sonero. De hecho, es llamado El Sonero Mayor, Ismael Rivera. Incluso está señalada cual fue su época de mayor madurez musical: 1974. Y a ese año nos vamos a ir en esta Hora Faniática para hablar de un disco mítico en la salsa y en Fania, Traigo de Todo, y, claro de una canción igualmente legendaria, una de las mejores. El Nazareno.

Estamos en 1968, el año de las grandes revueltas: la de mayo en Paris y México, la que siguió a la muerte de Martin Luther King, la que siguió a la matanza de My Lai, y la que siguió a un capítulo de Heidi… Si, si , de Heidi, porque resulta que la NBC transmitió Heidi en lugar de un partido decisivo de los Raiders de Oakland y se armó la de Dios. En fin, que 1968 es el año de las revueltas y también de las grandes decisiones, de las transiciones, si se quiere, en grandes músicos: los Beatles, Velvet Underground, Ottis Reading, James Brown, Larry Harlow y, por supuesto, el señor de quien les hablaremos hoy, Eddie Palmieri. Y lo traemos básicamente por un disco, el de su transición particular: Champagne. Bienvenidos a La Hora Faniática.

Todo lo que ustedes van a escuchar a continuación pertenece al disco Fantasmas de Willie Colón, álbum innovador que nació en 1981, como producto de un viaje de Colón a Brasil. Allí descubrió toda esta música maravillosa que presentamos en La Hora Faniática… Para poder hablar del disco de hoy, hay que hablar primero de Jorge Amado. Y de muchas cosas más, por supuesto; poesías, bossas, sambas, choros, tangos, calypsos, disco-musics y óperas incluidas.

A comienzos de 1981 Eddie Palmieri grabó el disco Eddie Palmieri. Era un álbum blanco con un pequeño piano negro pintado en acuarela en la esquina inferior izquierda. Por eso se conoció como El Disco Blanco de Palmieri. Cuando salió bajo el sello Bárbaro, licenciado por Fania, fue de inmediato considerado un clásico. Hoy, tantos años después, hay unanimidad al considerarlo como una obra maestra. Muchos músicos estudian las cinco canciones incluidas como bases de aprendizaje, y muchísimos melómanos como yo han memorizado solos instrumentales e improvisaciones vocales. Pero su historia está llena de fallecimientos y demandas, y de eso también hablaremos hoy en La Hora Faniática.

La historia que narra La Hora Faniática transcurre entre el 22 de septiembre y el 30 de octubre de 1974 en Kinshasa, Zaire. En ese lapso de tiempo se realizó el más grande combate de boxeo de todos los tiempos, y el más grande concierto de música afroamericana en torno a la pelea de boxeo entre Muhammad Alí y George Foreman. Y la Fania All Stars estuvo allí.