US/El Salvador Report 7/28/12




WERU 89.9 FM Blue Hill, Maine Audio Archives show

Summary: Producer/Host: Kathleen March Transcript: This is Kathleen March with WERU’s US-EL Salvador Report. This week we present part 1 of some of the ideas from an interview with contemporary poet Pablo Benítez regarding the attitudes of today’s intellectuals and their role in the country’s future. The report has been prepared by the University of Maine in collaboration with Radio Sumpul and US-El Salvador Sister Cities. El Salvador de los intelectuales está en crisis, según una entrevista publicada el 23 de julio en ContraPunto. El periodista David Ernesto Pérez entrevista a Pablo Benítez, escritor que habla del futuro del país como uno de “incertidumbre y desesperanza”, según los jóvenes intelectuales. Benítez es uno de los poetas de la llamada Generación de la Postguerra, que ha trabajado sobre todo en los últimos 20 años: “No sé qué tanto mi opinión sea importante”, le dice al entrevistador, quien observa que su actitud intelectual y su visión académica son testimonio de una “visión amplia de la realidad”. La conversación con Benítez, también estudiante de filosofía, empieza con el recorrido de los autores clásicos y se menciona la premisa de Nietzsche: Dios ha muerto. Esta frase debe ser interpretada en el contexto de la tradición filosófica de occidente. Según Benítez, los ejercicios de reflexión, no los están haciendo los intelectuales y los políticos salvadoreños con respecto a la tradición de pensamiento crítico latinoamericano. La falta de reflexión ha llevado a la crisis que existe actualmente en el país a la hora de producir pensamiento y un proyecto de nación a largo plazo. Benítez, en palabras de Pérez, es un poeta en formación en el aspecto más general. Considera que el trabajo del poeta no es simplemente escribir, vivir la experiencia literaria o estética, sino que es muy otro: como intelectual o artista se debe asumir las posibilidades de adquirir un amplia formación. Benítez nació en San Salvador, pero toda su familia es de Morazán. Es de una familia campesina muy marcada por los problemas sociales de los años setenta. Era un matriarcado, dice. Había perdido sus tierras, con lo cual había dejado de ser una familia campesina, porque ya no tenía tierra para cultivar. Era una familia campesina que se acercaba a los espacios urbanos. Es decir, que se estaba proletarizando. Se mudan a San Salvador, y en 1980 nace Benítez, quien observa que el modo de subsistencia deja de ser la tierra para convertirse en la fábrica, lugar de empleo de su abuela y madre. El entrevistador le pregunta si se considera más poeta, ensayista o investigador, y Benítez responde que las fronteras de estos tres campos son muy artificiales. Explica que en el fondo las preocupaciones que le mueven a la persona a escribir un ensayo pueden ser las mismas que le mueven a escribir un poema, que el modo en que se trabaja con el lenguaje, a pesar de que los productos sean formalmente diferentes, pueden tener muchas características en común. Benítez, sin embargo, se identifica más con la poesía, que describe como “modo de entender las cosas más que como forma literaria”. Cita a Octavio Paz de su libro El arco y la lira: ‘la poesía no es la forma, la poesía no es el poema, el poema es un instrumento, una estructura literaria; la poesía es más que el poema, es un modo de asumir la vida’. En sus palabras, Benítez afirma que actualmente todo tipo de experiencia estética tiene múltiples maneras de manifestarse. El poeta no puede estar negarse a utilizar otros modos de entender el universo. Con esta afirmación Benítez está hablando de la política, la filosofía o las ciencias sociales. Añade que para ser “un poeta medianamente honesto” es necesario utilizar todos esos modos de entender el mundo. Reconoce Benítez que el concepto de “honestidad”, está muy despreciado, igual que lo de ser “poeta honesto”, pero lo defiende, explicando que tiene de hecho un sentido muy no[...]