El Príncipe Rana




Cody's Cuentos show

Summary: El Príncipe Rana de los Hermanos Grimm Hace muchos años, cuando el desear aún le ayudaba a uno, vivía un rey cuyas hijas eran todas buenas doncellas, pero la más joven era tan bondadosa, que el mismo sol, que ha visto tanto, se detenía cada vez que iluminaba su camino. Cerca del castillo del rey, había una inmensa y oscura selva, y bajo un viejo árbol de lima había un pozo, y cuando hacía mucho calor, la hija menor del rey iba a la selva a sentarse junto a la fresca fuente, y cuando se aburría, tomaba una bola de oro y la tiraba alto para capturarla. Y esta bola era su juguete favorito. Pero sucedió que en una ocasión la bola no llegó a las manos que la esperaban, sino que cayó al suelo y rodó hasta caer en el pozo. La hija del rey la siguió con sus ojos, hasta que desapareció. Y el pozo era profundo, tan profundo que no se alcanzaba a ver el fondo. Ella empezó a llorar, y a llorar más alto y más alto sin llegar a sentir consuelo. Y mientras se lamentaba oyó que alguien le decía: -"¿Que te sucede, hija del rey?, te lamentas tanto que hasta las piedras te mostrarían piedad." Foto: "The Frog Prince" by Laura Sage Ruiz Ella miró alrededor buscando hacia donde venía la voz, y vió a una rana sacando del agua su gran cabeza. -"¡Ah!, vieja corredora de aguas, ¿eres tú?"- preguntó.-"Estoy llorando por mi bola de oro, que cayó dentro del pozo"- concluyó diciendo. -"Quédate tranquila y no llores más"- contestó la rana. "Yo te puedo ayudar, pero ¿que me darás a cambio si te regreso ese juguete de nuevo?"- -"Lo que tú quieras, querida rana"- dijo ella. -"Mis vestidos, mis perlas y joyas, y hasta la corona de oro que llevo puesta"- La rana respondió: -"No me interesan tus vestidos, tus perlas o joyas, ni la corona de oro, pero si me amaras y me dejaras ser tu compañera y socia de juegos, y sentarme contigo en tu mesa, y comer de tu plato de oro, y beber de tu vaso, y dormir en tu cama junto a tí. Si tú me prometes cumplir todo eso, yo bajaré y traeré acá de regreso tu bola de oro."- -"Oh, claro" - dijo ella, -"yo te prometo cumplir tus deseos, si me regresas la bola"- Ella sin embargo pensaba: -"¡Cómo habla esa tonta rana! ¡Ella vive en el agua junto a las otras ranas y sapos y no podría ser compañera de ningún ser humano!"- Pero la rana, una vez recibida la promesa, metió su cabeza en el agua y se sumegió profundamente, y momentos después subía nadando trayendo en su boca la bola, y la tiró en el zacate. La hija del rey quedó encantada de ver una vez más de nuevo a su juguete, y recogiéndola corrió con ella. -"¡Espera, espera!"- gritaba la rana. -"¡Llévame contigo, que no puedo correr como lo haces tú!- Pero ¿de qué le serviría gritar, aún con su croak, croak, tan fuerte como podía? Ella no la escuchaba, y corrió a su aposento y pronto olvidó a la pobre rana, que se vió obligada a regresar al pozo de nuevo. Al día siguiente, cuando se sentó a la mesa con el rey y los cortesanos, y había empezado a comer en su plato de oro, algo llegó brincando y sonando splash, splash, a las gradas de mármol, y cuando llegó arriba, tocó a la puerta y gritó: -"Princesa, la más joven de las princesas, abréme la puerta a mí."- Ella corrió a ver que había afuera, pero cuando abrió la puerta, encontró a la rana sentada al frente. Entonces ella tiró la puerta a toda prisa, y regresó a sentarse a la mesa y quedó muy asustada. El rey vió que estaba sumamente alterada y que su corazón latía fuertemente y le preguntó: -"Mi muchachita, ¿qué es lo que te asustó tanto?, ¿está por casualidad un gigante afuera que quiere raptarte y llevarte lejos?"- -"Oh, no"- replicó ella. -"No es un gigante, sino una horrible rana." -“¿Y que hace una rana contigo?” -"Ah, mi querido padre, ayer yo estaba en la foresta, sentada junto al pozo, jugando con mi bola de oro, cuándo ésta cayó a lo profundo del pozo. Y como yo lloraba mucho, la rana me la regresó, y como ella insistía,