Summary: DESPRECIO POR LA SALVACIÓN. 2 CRÓNICAS 36:14 … todos los jefes de los sacerdotes y el pueblo se volvieron cada vez más infieles. Siguieron todas las prácticas paganas de las naciones vecinas y profanaron el templo del SEÑOR… 15 Repetidas veces el SEÑOR, Dios de sus antepasados, envió a sus profetas para advertirles, porque tenía compasión de su pueblo… 16 Sin embargo, el pueblo se mofaba de estos mensajeros de Dios y despreciaba sus palabras. Se burlaron con desprecio de los profetas hasta que el enojo del SEÑOR no pudo ser contenido y ya no se podía hacer nada. 17 … Dios los entregó a todos en manos de Nabucodonosor. NTV. Durante el reinado de Sedequías, todo el pueblo incluyendo a los sacerdotes, fueron infieles a Dios. El pueblo se encontraba en la decadencia espiritual más alta de todos los tiempos, reflejaban perfectamente con su propia vida impía la obstinación de su rey en cuanto a la obediencia de las leyes del eterno Creador. Ellos aumentaron la iniquidad en el reino más que cualquiera de las generaciones pasadas del pueblo judío, sus pecados eran más que simples equivocaciones o lapsus momentáneos. Para ellos el pecado llegó a ser una conducta consecuente; realizaban sus actos de infidelidad repetidamente. Judá, dominado por su maldad y pecado, siguió todas las prácticas abominables de las naciones paganas. Rindió culto y adoración a los dioses de los reinos vecinos. Esculpió sus propios dioses y los veneró, dejando a un lado al Dios de su padre. Las maldades del pueblo habían llegado muy lejos, hasta el punto de profanar el santo templo que Salomón había construido con mucho esfuerzo y amor para la adoración del único Dios verdadero. Por sus actos perversos, Judá ya no merecía ser llamado el pueblo de Dios, menos aún a la misericordia de su Creador. A pesar de la perversidad del reino del Sur, el eterno Creador, todavía sentía compasión de su pueblo, por eso, en múltiples ocasiones envió a sus profetas para advertirles del juicio venidero sobre la nación, si no se apartaban de la idolatría y el pecado. Sin embargo, el reino no atendió a las advertencias de los profetas, más bien se mofaron de los mensajeros de Dios y despreciaba sus palabras. Al igual que en el pasado, en la actualidad muchas personas todavía resisten a las palabras de los mensajeros enviados por el eterno Creador. Resisten porque no quieren dar crédito a la veracidad del mensaje de las sagradas escrituras, piensan que el juicio de Dios sobre el pecador solo es una fábula creada por los fanáticos religiosos. Con estos pensamientos, algunos escépticos se burlan de los mensajeros de Dios y su palabra. Ante el desprecio mostrado al mensaje de la salvación, el eterno Creador no pudo hacer nada más por su pueblo y los entregó a todos en manos de Nabucodonosor. La etapa final de endurecimiento había llegado cuando Judá no sólo se negó a escuchar la palabra de Dios, sino que también mostró que la despreciaba por completo, riéndose de ella. Este es un pecado para el cual no hay remedio, porque su esencia es despreciar el único remedio que Dios ha provisto. Dios ha determinado salvar a la humanidad por medio de la locura de la predicación de su palabra; y cuando voluntariamente, persistente y flagrantemente desprecian la predicación y la palabra de Dios, llega un momento en que no queda esperanza. Solo el derramamiento del juicio divino. Queridos hermanos, antes de ejecutar su juicio sobre el reino del sur, el eterno Creador advirtió a Judá acerca de su pecado y continuamente restauró al pueblo a su favor, sólo para que se volvieran a apartar de Él. Judá despreció la salvación presentada por los profetas de Dios. Ante el desprecio de Judá, al Señor no le quedó más remedio que ejecutar su juicio y utilizó a Nabucodonosor, como el ejecutor de su juicio prometido sobre la nación pecadora. Hermanos, mientras esperamos a nuestro Señor Jesucristo tengamos cuidado de no albergar pecado en nuestro corazón. Pues vendrá el día cuando el remedio ya no sea posibl --- Send in a voice message: https://podcasters.spotify.com/pod/show/jesus-is-life1/message
