Tírate a la Filosofía: El Jardín y la Amistad con Carrie Romero y Critti Ciruelos

Summary:  TÍRATE A LA FILOSOFÍA: EL JARDÍN Y LA AMISTAD CON CARRIE ROMERO Y CRITTI CIRUELOS. –Chicas, ayer tuve un sueño –¿Soñaste? –Sí. Y lo mejor es que lo recuerdo, algo que no pasa normalmente, así que lo escribí, que es lo que me ha recomendado mi terapeuta –¿Y QUÉ SOÑASTE? –Soñé que había conseguido alquilar la casa de debajo de mi calle. Una casa de dos pisos con un jardín fantástico donde había dos limoneros, un chopo y un sauce –¡Menudo jardín! –Sí. Y también soñé que en la primera planta había una biblioteca enorme y en el centro había una mesa y unos ventanales por donde entraba el sol a raudales –Hermosa y ¿No soñaste con un Conejo Blanco que saca un reloj del bolsillo del chaleco y al que sigues por la madriguera, como “Alicia en el País de las Maravillas”? –No. La verdad es que no apareció ningún Conejo Blanco, pero sí pensé, igual que Alicia, que “poco o nada era en realidad imposible” –¿Y QUÉ PASABA EN EL SUEÑO? –Pues sinceramente, nada especial. Vivía allí con siete personas más. Cada una hacía lo que consideraba, cuando bajaba al patio, veía a una recogiendo berenjenas, a otra debajo del sauce leyendo, a otra haciendo flexiones, y si entraba en la cocina había a alguien cocinando…vamos que soñé un estado, un estado de tranquilidad total. –Tuviste un sueño epicúreo –No sé lo que tuve, pero en aquella casa se respiraba un buen rollo –¡Utópica! –¿POR QUÉ ESO ES UN SUEÑO EPICÚREO? –Porque esta mujer soñó con algo inspirado por el JARDÍN de Epicuro –¿Y QUÉ ES EL JARDÍN DE EPICURO? –Cuando Epicuro fue a Atenas en el 306 a. C, después de pasar por diferentes ciudades, se estableció en una casa y adquirió un jardín, que más que un jardín era un huerto. En él fundó su escuela. Vivió y enseñó allí hasta sus últimos días, retirado de la vida pública, rodeado de amigos y discípulos, tranquilo, sin nada que perturbara su vida, insertado en la naturaleza. –Os imagináis qué diferencia de escuelas: la Academia de Platón, el Liceo de Aristóteles y el huerto de Epicuro –Platón vivió en la comunidad todavía, en la polis, por eso somete el individuo al Estado. – Epicuro propone una escuela para pensar, para rumiar. ¿Existen escuelas así? –Existen escuelas diferentes creo, escuelas donde se potencia la parte creativa y la cooperación en lugar de la competitividad –La verdad, yo si tuviera un hijo o una hija, tendría un conflicto –¿Por qué? –Porque llevarlo a la escuela es encarrilarlo/encarrilarla a que lo diseñen como lo que el mercado necesita –Ya sé que estás por una educación humanista, global. Pero la sociedad necesita lo que necesita. En mi época todo el mundo estudiaba periodismo o derecho y ahora, como no se necesitan, los restaurantes están repletos de camareros periodistas y abogadas –Es lo mismo que hacían en la Alemania Comunista donde solo podías estudiar lo que el Estado necesitaba. Y esto, que conste, me lo explicó un amigo alemán del (Ex)Este. Por cierto, señora Merkel, digo yo que los países del sur de Europa, entre cañita y siesta, les ayudamos a ustedes a pagar la reunificación. A lo que iba, este amigo mío quería ser ingeniero pero al Estado no le hacían falta y tuvo que estudiar Física –Ahora es similar, pero “polite” –O no hay plazas suficientes, o no tienes nota suficiente o directamente no tienes dinero –Además, especializarnos es terrible. Sabemos mucho de algo y nada del resto. ¡Un horror! –Es una buena manera de que no tengamos un concepto global de la existencia –Es una buena manera ¿de qué? –De partirnos. Y entonces observamos el mundo fragmentado y si no vemos la unidad, no podemos entenderlo en su totalidad, –Nena, volvamos al JARDÍN de Epicuro – ¿La cosa no era traernos a Epicuro aquí, a nuestro aquí y ahora? –Sí pero te vas de la educación a la fragmentación del individuo moderno –Perdón, perdón, es que me disperso –¡Perdida! Que eres una perdida –A lo que vamos pues. El jardín no pretendió ser, como la Academia o el Liceo un centro de atracción intelectual, una escuela de educación superior donde se[...]