Broken Hard :Ya no te quiero




InOutradio, la radio lésbica show

Summary: (intro Satchi) Sólo hay una frase más difícil de pronunciar que “te quiero”, y es la siguiente: “ya no te quiero”. Y sólo hay una cosa peor que tener que pronunciarla, que es, claro, tener que escucharla. Cuando dices “ya no te quiero”, o cuando te lo dicen a ti, lo mismo da al fin y al cabo, se rompen muchas cosas de golpe y tu mundo parece pararse en seco. Ponerlo en marcha de nuevo es un proceso largo y a menudo penoso que empieza exactamente después de que esas cuatro palabras malditas corten el aire y hasta tu respiración: “ya no te quiero”… “ya no te quiero”… “ya no te quiero”… Pero a veces, más de una y de uno prefieren hacer oídos sordos, y en estos casos, lo mejor puede ser intentar tomárselo con un tanto humor como sea posible…   (texto Polli) Ya no te quiero Acabas de decirle que ya no la quieres, ¿y qué te ha contestado ella?: “Vale, cariño, no te preocupes, nos puede pasar a todas. ¿Comprarás tú el pan mañana?”. Y tú, extrañada y hasta un poco contrariada porque el breve discurso que te ha costado días, incluso meses, preparar, parece haber caído en saco roto, no te ves con ánimos para hacer otra cosa más que darte la vuelta en la cama, pensando que quizá ella está medio dormida y te ha contestado en sueños sin saber lo que decía. Decides que volverás a intentarlo por la mañana. Y lo intentas: “Oye, creo que ya no te quiero”. Y ella: “¿Ah, no? ¿Y cómo lo sabes? Anda, no seas absurda y no te olvides de comprar el pan”. Te da un beso y sale disparada hacia el trabajo, sin darte tiempo a réplica. A media mañana, te llama al móvil y quedáis para comer juntas en el centro. Piensas que esta vez será la definitiva, así que, a la hora y en el lugar convenidos, entre dos cucharadas de una excelente sopa miso, vas y le sueltas: “¿Y si te dijera que a lo mejor ya no te quiero?” A lo que ella contesta, imperturbable y sin dejar de devorar sus nigiris de salmón: “Anda, termina de comer, yo me voy, tengo reunión a las tres y media y ya llego tarde. Nos vemos en casa. No hagas nada, me toca a mí preparar una buena cena”. Y se va. Por la noche, después de cenar, tiradas las dos en el sofá viendo Gran Hermano en la tele, te armas de valor otra vez para un nuevo intento, el último: —Cariño, a lo mejor algún día dejo de quererte, ¿vale? —le dices, mientras le acaricias el pelo. Pero ella te corta casi sin dejarte terminar la frase. —Cállate, por favor, no oigo la tele. —Vale, me callo, pero, ¿has oído lo que te he dicho? Y ella te contesta, por fin, sin dejar de mirar hacia la pantalla panorámica de leds de última generación. —Que sí, pesada, llevo desde ayer por la noche oyendo lo mismo, que no me quieres. Bueno, ¿y qué? Yo tampoco te quiero a ti, ¿y te digo yo algo? ¿Verdad que no? Pues sigue acariciándome el pelo en silencio y déjame ver el programa, que está muy interesante… Los de Gran Hermano son la pera, se dicen cosas tremendas los unos a los otros y nada, hacen ver que no va con ellos y siguen con sus vidas… Es que me parto, vamos… Conclusión (si es que la hay): es muy triste no querer, pero más triste es fingir que se quiere. Y no quiero terminar hoy sin parafrasear una expresión de la Satchi, porque me gusta dar la vuelta a las palabras —y más a las suyas— para encontrarles nuevos sentidos y significados: “un beso para todas, muchos besos para una”… (vídeo de Youtube: “Amores circulares”, corto de César Vallejo) La calidad es bastante mala, pero el vídeo está muy bien… Pinche aquí para ver el vídeo La Polli-Carme Pollina