ENSEÑANDO A PENSAR A LOS HIJOS




GODCAST: TRAVESIA POR LA VIDA show

Summary: [Unos sabios consejos para que cada uno aprenda a pensar bien y también enseñe a pensar a los demás: los padres, a sus hijos; los profesores, a sus alumnos... Publicado en Arvo.] por Luis Olivera, escritor y periodista ______________________________ 1. Lo primero es actuar de acuerdo con la verdad de las cosas: enseñar a los hijos a no engañarse, a ser sinceros, a actuar con coherencia. “Podemos conocer la química cerebral que explica el movimiento de un dedo, pero eso no explica por qué ese movimiento se usa para tocar el piano o apretar un gatillo” (Marcus Jacobson).Y “no podemos abaratar la verdad” (F. Suárez), devaluando su valor, como si fuera época de rebajas. 2. Un segundo es que “el entrenamiento es una exclusiva de la inteligencia humana” (Marina). Hay que enriquecer el lenguaje, hay que fomentar el diálogo, el ejercicio mental de razonar, de defender una causa, de tener argumentos para las propias decisiones, y no hacer sólo lo que hacen los demás, como los borregos. Aprender a pensar es descubrir todo el inmenso poder que tiene la moda en el mundo y saber salir de la jaula mental en que puede encerrarnos. El pensador libre, es decir, el pensador, no debe sacrificar su libertad de pensar en el altar de la moda. Sacrificar la verdad en el altar de la moda es una de las perversiones más nocivas del pensador.. Sin embargo, con excesiva frecuencia se encarcela a la razón en la jaula de la moda. Entrenamiento y cultivo, dado que “la tierra que no es labrada, llevará abrojos y espinas, aunque sea fértil. Así sucede con el entendimiento del hombre” (Sta. Teresa de Jesús). 3. Ya que es imposible no equivocarse nunca, al menos, por utilidad y por deber, hemos de aprender de nuestras equivocaciones: si queremos aprender a pensar, deberemos descubrir el mundo tan humano del error. "Equivocarse es humano", descubrieron los antiguos. El error es el precio que tiene que pagar el animal racional. 4. Deliberar es la segunda etapa de la voluntad. Seremos más inteligentes y más libres cuando conozcamos mejor la realidad, sepamos evaluarla mejor y seamos capaces de abrir más caminos. Sería un error pensar, observa Leonardo Polo, que el hombre inventó la flecha porque tenía necesidad de comer pájaros. También el gato tiene esa necesidad y, s.e.., no ideó nada. El hombre inventó la flecha porque su inteligencia descubre la oportunidad que le ofrece la rama. 5. Mantener abierta nuestra capacidad de dirigir nuestra conducta por valores pensados: hay que pasar del régimen del impulso irracional al régimen de la inteligencia. Más que enseñar a pensar, la función de los padres ha de consistir en motivar a los hijos para que quieran pensar, por cuenta propia. Con actitudes positivas, las niñas se comen el mundo; con actitudes negativas, el pensar aparece como algo cansino; el actuar, como mediocre. 6. Enseñar a tomar decisiones: la inteligencia es la capacidad de resolver problemas vitales. No es muy inteligente quien no sea capaz de decidir, aunque dentro de su refugio resuelva con soltura problemas de trigonometría. Si convenimos que educar es, esencialmente, crecer en libertad y en responsabilidad, aprender a decidir bien resulta uno de los aspectos claves de esa tarea: cuanta más capacidad de decisión, más libertad. 7. “Debemos recuperar de los niños, y fomentarla, la sana estrategia de preguntar continuamente. Las tres preguntas fundamentales son: ¿Qué es? ¿Por qué es así? y ¿Ud., cómo lo sabe? Aristóteles definía la ciencia como “el conocimiento cierto por las causas”. Pues, habituarse a formular por qués. Los padres deben estimular, motivar, comentar y promover el clima adecuado para favorecer los hábitos intelectuales de sus hijas. 8. La inteligencia que planteamos tiene que saber aprender y, sobre todo, tiene que disfrutar aprendiendo: formular preguntas que ayuden a ser más reflexivos, a interrogarse sobre el pensamiento: ¿Por qué piensa el hombre? ¿Has pensado por qué recuerda cosas(continued)